dijous, 26 de juny del 2008

La pared mágica

Enviat per Pat Andrews

Inmediatamente después de habernos sentado abandonamos las copas a su suerte y nos decidimos a explorar el local. Nuestros ojos, debían adaptarse a las diferentes oscuridades de los distintos rincones en todos nuestros movimientos, se detuvieron en dos cuerpos desnudos, inicialmente apenas vislumbrados, pero que poco a poco se fueron mostrando en toda su desnudez y provocativa postura. Intentaré explicarlo fielmente, no sé si en un local como aquel el término fidelidad tiene cabida, pero por lo menos la explicación intentará ser fiel.

En una esquina de un cuarto diminuto en el que justo cabía una cama, la mujer estaba a cuatro patas, es decir apoyada sobre la cama con sus rodillas y sus manos, y con la cara muy próxima a la pared, más que próxima podría decirse que la estaba besando ¿Besando a una pared? Realmente los gustos sexuales nunca dejarán de sorprenderme. Sin duda era la mujer, la redondez de su culo y los atributos mamarios que le colgaban del pecho no admitían ninguna duda, además el hombre, colocado como un mecánico que esta examinando los bajos de un coche, tenía la cabeza a la altura de su bajo vientre y parecía manipular algún tipo de herramientas con las manos, probablemente no eran más que sus propios dedos, realizando alguna operación en el bajo vientre de la propietaria del orondo trasero. Cuando la adaptación a la oscuridad lo fue permitiendo entre las piernas apoyadas con las plantas de los pies sobre la cama y con las rodillas dobladas podía observarse el resurgir incuestionable de una polla o pene, que como es bien sabido ambos términos pueden utilizarse, en un estado de evidente excitación, fácilmente comprobable por su elevación hacia la búsqueda del techo, no sé si como búsqueda final o solo provisional y forzada por la posición momentánea del hombre propietario de la misma. Pues es bien sabido que por inclinación natural y genética las pollas nunca han sido amantes de buscar ni el techo ni el cielo, si no otros lugares más concretos, preferentemente húmedos y necesariamente oscuros, salvo en los casos en que en desigual lucha de una contra cinco se ven expuestas a las mismas condiciones exteriores que la mano que las menea, situación esta, que en las condiciones en las que se encontraba, y si dejaba de manipular la vagina de la mujer tampoco era tan descabellada.

Nos retiramos todo lo prudentemente posible del lugar donde nuestra imprudencia nos había llevado y volvimos a nuestras inocentes copas que nos esperaban con la misma actitud que podían tener unas copas situadas en una mesa del lugar más concurrido, público y decente del mundo. Me asombra la actitud impasible, uniforme y constante con la que las copas y bebidas del mundo entero están allí donde las dejas. Bebimos algo de ellas pues su comportamiento se lo merecía e intercambiamos nuestras apreciaciones sobre lo que acabamos de ver. Mi compañera no dudaba que aquella era la pared de los agujeros para penes (a partir de ahora intercalaré polla o pene en función del estado de ánimo con el que recuerde el momento, sin renunciar por supuesto si fuera menester, a utilizar otros términos igualmente válidos como pollón, cipote, manubrio, ciruelo u otros muchos que nuestro rico lenguaje coloquial incorpora para la denominación de nuestro nunca bien ponderado y alabado miembro viril), estaba seguro de ello y en su excitación solo justificable por lo excepcional del hallazgo no dudaba en afirmar que la mujer no solo no besaba la pared sino que se estaba comiendo un buen ciruelo. No veo denominación más adecuada para este momento, si se trata de comer que mejor que utilizar ciruelo. Nada más lejos de mi intención contradecirla, así que propuse posponer la confirmación definitiva para más tarde y le comunique mi intención de ir a buscar una llave para una taquilla donde dejar nuestra ropa a la vez que investigaría sobre la existencia o no de jacuzzi en aquel bendito antro. Así como supongo que quizás la palabra “bendito” no sea la más adecuada, sin duda la de “antro” sí que lo es. ( ¿continuará?)

8 comments:

Anònim ha dit...

Pat, a risc de trencar la màgia literària del teu escrit, necessito saber immediatament si aquesta història és verídica, o, al menys, si tens constància de l'existència de locals d'aquest tipus. Quina brillant idea!

Anònim ha dit...

@Pere
El lugar existe y en Barcelona creo que hay varios locales con paredes mágicas. Yo lo descubrí en uno de esos reportajes de nuestras televisiones (no recuerdo si local,autonómica o estatal) sobre Club Liberales o de intercambio de parejas. Y se me ocurrió fabular un relato que cualquier parecido con la realidad debe ser bastante exacto.

@all de people
El post es parte de un relato más amplio, titulado Prehistoria, que podreís encontrar y descargar gratuitamente en pdf de mi página web de Bubok, que es una editorial virtual que permite tener tus novelas y relatos "colgados".
Prehistoria es uno de los relatos del libro: DOS relatos y UNA prehistoria.

http://patandrews.bubok.com/

Anònim ha dit...

Si yo fuera hombre, lo último que le haría a mi pene sería hacerlo pasar por un agujero del que no puedes estar seguro que salga sano y salvo.
Y si alguien al otro lado le da por jugar no con la lengua sino con una cuchilla?

Anònim ha dit...

Hades: ¿...o morder?, realmente la primera "fidelidad" que debería tener el hombre es con su pene.



Los datos conocidos sobre los llamados Clubs Liberales hablan que únicamente un 29% de las parejas que los frecuentan puden considerarse parejas estables. El resto lo constituyen parejas en el que uno (45%)o los dos (17%) son infieles a su pareja, y el resto parejas ocasionales que deciden concretar su ligue en una visita a un club de intercanvio, grupo este último en el que se incluye la contratación por parte del hombre de una prostituta como acompañante.

Anònim ha dit...

@Hades

Yo personalmente no dejaría a mi hermano pequeño traspasar ese orificio perverso. Además no creo que pudiese motivarlo lo suficiente para que tuviese presencia de ánimo para presentarse con un mínimo de posibilidades al otro lado de la pared mágica.


@Aitana
Creo que los porcentajes que citas podrian ser ciertos, pero...
¿De que estudio estas hablando, se ha publicado?
¿Cual es la población estudiada?
¿No te los habras inventado, verdad?

Anònim ha dit...

Pat, tanto los caminos del Señor como mis fuentes son inescrutables.

Anònim ha dit...

@aitana

Inescrutables, de acuerdo, pero...
¿ciertas?

Anònim ha dit...

Pat,...¿Qui lo sa?

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